Mateo 6:32-33

Mateo 6:32-33

miércoles, 9 de abril de 2014

El por qué los Apócrifos no pertenecen a la Biblia

El por qué los Apócrifos no pertenecen a la Biblia

Los Católicos y Protestantes no están de acuerdo con relación al número exacto de libros que pertenecen a las Escrituras del Antiguo Testamento. La disputa es acerca de siete libros, los cuales son conocidos como Apócrifos: 1º y 2º Macabeos,  Sirá (Eclesiástico), Sabiduría (Sabiduría de Salomón), Baruc, Tobías, Judit, y adiciones a Daniela y Ester.1 Sin embargo, existe un número de razones del por qué los libros Apócrifos no deberían ser parte del Canon o de los escritos estándares de la Escritura.

Rechazo de Jesús y los Apóstoles

1. Definitivamente, no existe ninguna cita de los Apócrifos mencionada por Jesús o por los apóstoles. Aunque puedan existir algunas menciones indirectas a los Apócrifos en el Nuevo Testamento, no hay declaraciones hechas con autoridad como: “Así dice el Señor”, “Así está escrito” o, “La Escritura dice”.  Más bien, en el Nuevo Testamento existen referencias a los “pseudoepígrafos”, literalmente “falsos escritos.” (Jud 14-15), citas de fuentes paganas como en Hechos 17:22-34, pero ninguna es mencionada como Escritura y son de hecho, rechazadas por  el Catolicismo Romano. Los escritores del Nuevo Testamento sí citan al Antiguo Testamento numerosas veces (Mateo 5; Lc 24:27; Jn 10:35), y usan frases tales como: “Así dice el Señor…”, “Oísteis que fue dicho…”, “También fue dicho…”, “La Escritura dice…” o,  “…esto es lo dicho por…”, indicando de esta manera, la aprobación por parte de ellos, de esta Escritura.
2. Jesús, en forma implícita, rechazó los Apócrifos como Escritura al referirse a todo el Canon Hebreo aceptado como Escritura: “desde la sangre de Abel [Gn 4:8] hasta la sangre de Zacarías [2 Cr 24:20], que murió entre el altar y el templo; sí, os digo que será demandada de esta generación.” (Lucas 11:51. Compárese con Mateo 23:35).
Abel fue el primer mártir del Antiguo Testamento en el Libro de Génesis, mientras que Zacarías fue el último en el Libro de Crónicas. En el Canon Hebreo, el primer libro fue Génesis y el último fue Crónicas. Estos son los mismos libros que los 39 aceptados comúnmente hoy día por los Protestantes, pero arreglados de forma diferente. Por ejemplo, los 12 profetas menores ―desde Oseas hasta Malaquías― estaban contenidos en un libro. Esta es la razón del por qué hoy existen sólo 24 libros en el Canon Hebreo. Jesús, al referirse a Abel y Zacarías, estaba favoreciendo todo el Canon de la Escritura Hebrea el cual incluía los mismos 39 libros que los Protestantes aceptan hoy día. Por lo tanto, Jesús, de forma implícita, rechazó los Apócrifos como Escritura.

Rechazo de parte de la Comunidad Judía

3. De acuerdo a Romanos 3:2, los “oráculos de Dios” fueron dados a los Judíos y ellos rechazaron los Apócrifos del Antiguo Testamento como parte de la revelación inspirada. En interesante anotar que Jesús tuvo muchas discusiones con los Judíos, pero nunca lo hizo con relación a la magnitud de la revelación inspirada de Dios.2
4. Los rollos del Mar Muerto no suministran ningún comentario de los Apócrifos, pero sí lo hacen de algunos de los libros Judíos del Antiguo Testamento. Esto probablemente indica que la comunidad Judía de los Esenios no los tuvieron tan altamente en consideración como los libros Judíos del Antiguo Testamento.
5. Muchos antiguos Judíos rechazaron los Apócrifos como Escritura. Por ejemplo, Filo nunca los citó como parte de la Escritura. Josefo, rechazó en forma explícita los Apócrifos enumerando los libros del Canon Hebreo a 22.3De hecho, la comunidad Judía reconoció que los dones proféticos habían cesado en Israel antes de que los Apócrifos fueran escritos.

Rechazo por muchos en la Iglesia Católica

6. La Iglesia Católica no siempre aceptó los Apócrifos. Sin embargo, estos no fueron oficialmente aceptados sino hasta 1546 en un concilio universal conocido como el Concilio de Trento. Esto sucedió más de un milenio y medio después de que los libros fueron escritos y fue una reacción de venganza contra la Reforma Protestante.4
7. Muchos Padres de la Iglesia, rechazaron los Apócrifos como Escritura, utilizados algunas veces en devocionales. Por ejemplo, Jerónimo, el gran erudito y traductor de la Vulgata Latina, rechazó los Apócrifos como parte de la Escritura, sin embargo, y supuestamente debido a la presión de Roma, realizó una rápida traducción de los mismos. De hecho, algunos padres de la Iglesia como Orígenes, Cirilo de Jerusalén y Atanasio junto con Jerónimo, rechazaron estos libros.
8. Los libros Apócrifos fueron colocados en la Biblia antes y obviamente, después del Concilio de Trento; pero los mismos fueron colocados en una sección separada ya que no tenían una misma autoridad. Sin ser inspirados, los mismos eran utilizados con propósitos devocionales.

Falsas Enseñanzas

9. Los Apócrifos contienen un número elevado de falsas enseñanzas (ver: Errores en los Apócrifos). (Si desea investigar más, revise las siguientes referencias: http://www.newadvent.org/bible.)
  • La orden de utilizar magia (Tobías 6:5-7).
  • El perdón de pecados por el sólo hecho de dar limosnas (Tobías 4:11; 12:9).
  • Ofrecer dinero por los pecados de los muertos (2º Macabeos 12:43).

No Son Proféticos

10. Los libros Apócrifos no comparten muchas de las características de los libros Canónicos: No son proféticos, no existe en ellos ninguna confirmación sobrenatural de las obras de los escritores apócrifos, no existe profecía alguna dada por el Señor, no existe ninguna verdad Mesiánica revelada, tampoco existe alguna fuente en los libros proféticos que los cite como libros revelados/inspirados por Dios. Finalmente, estos libros reconocen que no había ya más profetas en Israel al momento de ser escritos (Compare 1º Macabeos 9:27; 14:41).

Fuente:
http://www.miapic.com/el-por-que-los-apocrifos-no-pertenecen-a-la-biblia

¿Quien dices que soy? por John MacArthur‏

¿Quién dices que soy?


Con esta breve pregunta, Jesucristo confrontó a Sus seguidores con el tema más importante que jamás habían enfrentado. Él había pasado bastante tiempo con ellos y había hecho declaraciones impactantes de Su identidad y autoridad. Y tú…¿quién dices que es Jesús? Tu respuesta determinará no sólo tus valores y tu estilo de vida, sino también tu destino eterno. Considera lo que la Biblia dice acerca de Jesús.

JESÚS ES DIOS

Cuando Jesús estuvo en la tierra hubo mucha confusión acerca de Quién era Él. Algunos pensaron que era un hombre sabio o un gran profeta. Otros pensaron que estaba loco. Y otros permanecieron indecisos o indiferentes. Pero Jesús dijo: “Yo y el Padre uno somos” (Juan 10:30). Eso quiere decir que Él decía ser nada menos que Dios en carne humana.

Hoy en día mucha gente no entiende el hecho de que Jesús declarara ser Dios. Estas personas son felices pensando que Él era poco más que un gran maestro moral. Pero aún Sus enemigos entendieron las declaraciones que Él hizo de Su deidad, por esta razón ellos trataron de apedrearlo hasta matarlo (Juan 5:18; 10:33) y eventualmente lo crucificaron (Juan 19:7).

Un escritor llamado C.S. Lewis escribió: “ Tú puedes tacharlo de necio, tú puedes escupirle y matarlo como a un demonio o tú puedes caer a Sus pies y llamarlo Señor y Dios. Pero no salgamos con ideas absurdas de que Él fue un gran maestro. Él no nos ha dejado abierta esa posibilidad. Esa nunca fue Su intención” (Mere Christianity [Macmillan, 1952], pgs.40-41).

Si las declaraciones Bíblicas de Jesús son verdaderas, ¡Él es Dios!

JESÚS ES SANTO

Dios es absoluta y perfectamente santo (Isaías 6:3), por lo tanto Él no puede cometer o aprobar el mal (Santiago 1:13).

Como Dios, Jesús poseía todo elemento de la persona de Dios. Colosenses 2:9 dice, “En él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad.” Él era perfectamente Santo (Hebreos 4:15). Sus mismos enemigos no podían probar acusación alguna en contra de Él (Juan 8:46).

Dios también requiere santidad de nosotros. Primera de Pedro 1:16 dice: “Sed santos, porque yo soy santo.”

JESÚS ES EL SALVADOR

Nuestra desobediencia a Dios –al no ser santos- nos coloca en una situación en la que nos encontramos en peligro de castigo eterno (2 Tesalonicenses 1:9). La verdad es que no podemos obedecerlo porque no tenemos ni el deseo ni la capacidad de hacerlo. Por naturaleza somos rebeldes contra Dios (Efesios 2:1-3). La Biblia llama a nuestra rebelión “pecado.”

De acuerdo a la Escritura, todo ser humano es culpable de pecado: “No hay hombre que no peque” (1 Reyes 8:46). “Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23). Y somos incapaces de cambiar nuestra condición pecaminosa. Jeremías 13:23 dice: “¿Mudará el etíope su piel y el leopardo sus manchas? Así también: ¿podréis vosotros hacer bien, estando habituados a hacer mal?”

Eso no quiere decir que somos incapaces de llevar a cabo actos de bondad humana. Hasta podemos estar involucrados en diversas actividades religiosas o humanitarias. Pero somos absolutamente incapaces de entender, amar o agradar a Dios por nosotros mismos. La Biblia dice: “No hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda. No hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno” (Romanos 3:10-12).

La santidad y justicia de Dios demandan que todo pecado se castigue con la muerte: “El alma que pecare, esa morirá” (Ezequiel 18:4). Para nosotros eso es difícil de entender porque tendemos a evaluar el pecado en una escala relativa, pensando que algunos pecados no son tan graves como otros. No obstante, la Biblia enseña que todos los actos de pecado son el resultado de pensamientos pecaminosos y deseos perversos. Ésa es la razón por la que cambiar únicamente nuestros patrones de conducta, no puede resolver nuestro problema de pecado o eliminar sus consecuencias. Necesitamos ser cambiados internamente para que nuestros pensamientos y deseos sean santos.

Jesús es el único que nos puede perdonar y transformar, y de esta manera, librarnos del poder y de la paga del pecado: “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombre en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12).

Aunque la justicia de Dios demanda la muerte por el pecado, Su amor ha provisto un Salvador, Quien pagó el precio y murió por los pecadores: “… Cristo padeció una sola vez por los pecadores, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios” (1 Pedro 3:18). La muerte de Cristo cumplió el requisito que la justicia de Dios demanda y de esta manera, hizo posible que Dios perdonara y salvara a aquellos que creen en Él (Romanos 3:26). Juan 3:16 dice: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Sólo Él es nuestro gran Dios y Salvador (Tito 2:13).

JESÚS ES EL ÚNICO CAMINO ACEPTABLE DE FE SALVADORA

Algunas personas piensan que no importa lo que alguien crea, siempre y cuando la persona sea sincera. Pero sin un objeto válido tu fe no sirve.

Si tú bebés veneno-pensando que es medicina-toda fe del mundo no va a restaurar tu salud. De la misma manera, si Jesús es la única fuente de salvación y estás confiando en alguien ó algo más para tu salvación, tu fe no sirve.

Muchas personas creen que hay muchos caminos para llegar a Dios y que cada religión representa una parte de la verdad. Pero Jesús dijo, “Yo soy el camino, la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6). Él no dijo que era uno de muchos caminos legítimos para llegar a Dios o el camino a Dios sólo para esa época. Él dijo ser el único camino a Dios-en ese entonces y para siempre.


JESÚS ES SEÑOR

El pensamiento contemporáneo dice que el hombre es el producto de la evolución. Pero la Biblia dice que fuimos creados por un Dios personal para amarlo, servirlo y disfrutar una comunión eterna con Él.

El Nuevo Testamento revela que Jesús Mismo fue Quien creó todo (Juan 1:3; Colosenses 1:16). Por lo tanto, Él también es dueño de y tiene autoridad sobre todo (Salmo 103:19). Eso quiere decir que tiene autoridad sobre nuestras vidas y le debemos devoción absoluta, obediencia y adoración.

Romanos 10:9 dice: “Si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.” Confesar a Jesús como Señor quiere decir someterse humildemente a Su autoridad (Filipenses 2:10-11). Creer que Dios lo ha levantado de los muertos quiere decir que confías en el hecho histórico de Su resurrección—el pináculo de la fe Cristiana y la manera en la que el Padre afirmó la deidad y autoridad del Hijo (Romanos 1:4; Hechos 17:30-31).

La verdadera fe siempre está acompañada de arrepentimiento del pecado. El arrepentimiento es más que simplemente sentirnos mal por el pecado. Es estar de acuerdo con Dios en que eres pecador, confesar tus pecados a Él, y tomar una decisión consciente de dejar el pecado y seguir la santidad (Isaías 55:7). Jesús dijo, “Si me amáis, guardad mis mandamientos” (Juan 14:15); y “Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos” (Juan 8:31).

No es suficiente creer ciertos hechos de Cristo. Hasta Satanás y sus demonios creen en el Dios verdadero (Santiago 2:19), pero no lo aman ni lo obedecen. Su fe no es genuina. La verdadera fe salvadora siempre responde en obediencia (Efesios 2:10).

Jesús es el Señor soberano. Cuano lo obedeces estás reconociendo Su señorío y te estás sometiendo a Su autoridad. Eso no quiere decir que tu obediencia siempre será perfecta, pero esa es tu meta. No hay área de tu vida que rehúses entregársela.

JESÚS ES EL JUEZ

Todos los que rechacen a Jesús como su Señor y Salvador lo enfrentarán un día como su Juez: “Dios…ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan; por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos” (Hechos 17:30-31).

Segunda de Tesalonicenses 1:7-9 dice: “Cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder, en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo; los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluídos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder.”

¿CÓMO RESPONDERÁS?

¿Quién dice la Biblia que es Jesús? El Dios viviente, el Santo, el Salvador, el único objeto válido de fe salvadora, el Señor soberano y el Juez justo.

¿Quién dices tú que es Jesús? Ésa es la pregunta inescapable. Sólo Él puede redimirte—librarte del poder y de la paga de tus pecados. Sólo Él puede transformarte, restaurarte para que tengas comunión con Dios y dar a tu vida propósito eterno. ¿Te arrepentirás y creerás en Jesucristo como tu Señor y Salvador?

 Extraído del libro La voluntad de Dios, escrito por el Pastor John MacArthur y publicado por Editorial Mundo Hispano.
http://www.gracia.org/recursos.aspx?article=2&p=a