Mateo 6:32-33

Mateo 6:32-33

miércoles, 9 de abril de 2014

¿Quien dices que soy? por John MacArthur‏

¿Quién dices que soy?


Con esta breve pregunta, Jesucristo confrontó a Sus seguidores con el tema más importante que jamás habían enfrentado. Él había pasado bastante tiempo con ellos y había hecho declaraciones impactantes de Su identidad y autoridad. Y tú…¿quién dices que es Jesús? Tu respuesta determinará no sólo tus valores y tu estilo de vida, sino también tu destino eterno. Considera lo que la Biblia dice acerca de Jesús.

JESÚS ES DIOS

Cuando Jesús estuvo en la tierra hubo mucha confusión acerca de Quién era Él. Algunos pensaron que era un hombre sabio o un gran profeta. Otros pensaron que estaba loco. Y otros permanecieron indecisos o indiferentes. Pero Jesús dijo: “Yo y el Padre uno somos” (Juan 10:30). Eso quiere decir que Él decía ser nada menos que Dios en carne humana.

Hoy en día mucha gente no entiende el hecho de que Jesús declarara ser Dios. Estas personas son felices pensando que Él era poco más que un gran maestro moral. Pero aún Sus enemigos entendieron las declaraciones que Él hizo de Su deidad, por esta razón ellos trataron de apedrearlo hasta matarlo (Juan 5:18; 10:33) y eventualmente lo crucificaron (Juan 19:7).

Un escritor llamado C.S. Lewis escribió: “ Tú puedes tacharlo de necio, tú puedes escupirle y matarlo como a un demonio o tú puedes caer a Sus pies y llamarlo Señor y Dios. Pero no salgamos con ideas absurdas de que Él fue un gran maestro. Él no nos ha dejado abierta esa posibilidad. Esa nunca fue Su intención” (Mere Christianity [Macmillan, 1952], pgs.40-41).

Si las declaraciones Bíblicas de Jesús son verdaderas, ¡Él es Dios!

JESÚS ES SANTO

Dios es absoluta y perfectamente santo (Isaías 6:3), por lo tanto Él no puede cometer o aprobar el mal (Santiago 1:13).

Como Dios, Jesús poseía todo elemento de la persona de Dios. Colosenses 2:9 dice, “En él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad.” Él era perfectamente Santo (Hebreos 4:15). Sus mismos enemigos no podían probar acusación alguna en contra de Él (Juan 8:46).

Dios también requiere santidad de nosotros. Primera de Pedro 1:16 dice: “Sed santos, porque yo soy santo.”

JESÚS ES EL SALVADOR

Nuestra desobediencia a Dios –al no ser santos- nos coloca en una situación en la que nos encontramos en peligro de castigo eterno (2 Tesalonicenses 1:9). La verdad es que no podemos obedecerlo porque no tenemos ni el deseo ni la capacidad de hacerlo. Por naturaleza somos rebeldes contra Dios (Efesios 2:1-3). La Biblia llama a nuestra rebelión “pecado.”

De acuerdo a la Escritura, todo ser humano es culpable de pecado: “No hay hombre que no peque” (1 Reyes 8:46). “Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23). Y somos incapaces de cambiar nuestra condición pecaminosa. Jeremías 13:23 dice: “¿Mudará el etíope su piel y el leopardo sus manchas? Así también: ¿podréis vosotros hacer bien, estando habituados a hacer mal?”

Eso no quiere decir que somos incapaces de llevar a cabo actos de bondad humana. Hasta podemos estar involucrados en diversas actividades religiosas o humanitarias. Pero somos absolutamente incapaces de entender, amar o agradar a Dios por nosotros mismos. La Biblia dice: “No hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda. No hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno” (Romanos 3:10-12).

La santidad y justicia de Dios demandan que todo pecado se castigue con la muerte: “El alma que pecare, esa morirá” (Ezequiel 18:4). Para nosotros eso es difícil de entender porque tendemos a evaluar el pecado en una escala relativa, pensando que algunos pecados no son tan graves como otros. No obstante, la Biblia enseña que todos los actos de pecado son el resultado de pensamientos pecaminosos y deseos perversos. Ésa es la razón por la que cambiar únicamente nuestros patrones de conducta, no puede resolver nuestro problema de pecado o eliminar sus consecuencias. Necesitamos ser cambiados internamente para que nuestros pensamientos y deseos sean santos.

Jesús es el único que nos puede perdonar y transformar, y de esta manera, librarnos del poder y de la paga del pecado: “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombre en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12).

Aunque la justicia de Dios demanda la muerte por el pecado, Su amor ha provisto un Salvador, Quien pagó el precio y murió por los pecadores: “… Cristo padeció una sola vez por los pecadores, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios” (1 Pedro 3:18). La muerte de Cristo cumplió el requisito que la justicia de Dios demanda y de esta manera, hizo posible que Dios perdonara y salvara a aquellos que creen en Él (Romanos 3:26). Juan 3:16 dice: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Sólo Él es nuestro gran Dios y Salvador (Tito 2:13).

JESÚS ES EL ÚNICO CAMINO ACEPTABLE DE FE SALVADORA

Algunas personas piensan que no importa lo que alguien crea, siempre y cuando la persona sea sincera. Pero sin un objeto válido tu fe no sirve.

Si tú bebés veneno-pensando que es medicina-toda fe del mundo no va a restaurar tu salud. De la misma manera, si Jesús es la única fuente de salvación y estás confiando en alguien ó algo más para tu salvación, tu fe no sirve.

Muchas personas creen que hay muchos caminos para llegar a Dios y que cada religión representa una parte de la verdad. Pero Jesús dijo, “Yo soy el camino, la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6). Él no dijo que era uno de muchos caminos legítimos para llegar a Dios o el camino a Dios sólo para esa época. Él dijo ser el único camino a Dios-en ese entonces y para siempre.


JESÚS ES SEÑOR

El pensamiento contemporáneo dice que el hombre es el producto de la evolución. Pero la Biblia dice que fuimos creados por un Dios personal para amarlo, servirlo y disfrutar una comunión eterna con Él.

El Nuevo Testamento revela que Jesús Mismo fue Quien creó todo (Juan 1:3; Colosenses 1:16). Por lo tanto, Él también es dueño de y tiene autoridad sobre todo (Salmo 103:19). Eso quiere decir que tiene autoridad sobre nuestras vidas y le debemos devoción absoluta, obediencia y adoración.

Romanos 10:9 dice: “Si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.” Confesar a Jesús como Señor quiere decir someterse humildemente a Su autoridad (Filipenses 2:10-11). Creer que Dios lo ha levantado de los muertos quiere decir que confías en el hecho histórico de Su resurrección—el pináculo de la fe Cristiana y la manera en la que el Padre afirmó la deidad y autoridad del Hijo (Romanos 1:4; Hechos 17:30-31).

La verdadera fe siempre está acompañada de arrepentimiento del pecado. El arrepentimiento es más que simplemente sentirnos mal por el pecado. Es estar de acuerdo con Dios en que eres pecador, confesar tus pecados a Él, y tomar una decisión consciente de dejar el pecado y seguir la santidad (Isaías 55:7). Jesús dijo, “Si me amáis, guardad mis mandamientos” (Juan 14:15); y “Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos” (Juan 8:31).

No es suficiente creer ciertos hechos de Cristo. Hasta Satanás y sus demonios creen en el Dios verdadero (Santiago 2:19), pero no lo aman ni lo obedecen. Su fe no es genuina. La verdadera fe salvadora siempre responde en obediencia (Efesios 2:10).

Jesús es el Señor soberano. Cuano lo obedeces estás reconociendo Su señorío y te estás sometiendo a Su autoridad. Eso no quiere decir que tu obediencia siempre será perfecta, pero esa es tu meta. No hay área de tu vida que rehúses entregársela.

JESÚS ES EL JUEZ

Todos los que rechacen a Jesús como su Señor y Salvador lo enfrentarán un día como su Juez: “Dios…ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan; por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos” (Hechos 17:30-31).

Segunda de Tesalonicenses 1:7-9 dice: “Cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder, en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo; los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluídos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder.”

¿CÓMO RESPONDERÁS?

¿Quién dice la Biblia que es Jesús? El Dios viviente, el Santo, el Salvador, el único objeto válido de fe salvadora, el Señor soberano y el Juez justo.

¿Quién dices tú que es Jesús? Ésa es la pregunta inescapable. Sólo Él puede redimirte—librarte del poder y de la paga de tus pecados. Sólo Él puede transformarte, restaurarte para que tengas comunión con Dios y dar a tu vida propósito eterno. ¿Te arrepentirás y creerás en Jesucristo como tu Señor y Salvador?

 Extraído del libro La voluntad de Dios, escrito por el Pastor John MacArthur y publicado por Editorial Mundo Hispano.
http://www.gracia.org/recursos.aspx?article=2&p=a

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