¿Que está mal con el Evangelio?
Keith Green
Sección 1
Yo sé que el título de este artículo provocará algunas cejas fruncidas. A primera vista, algunos dirán a sí mismos: “Oh no, ¡Keith ha ido demasiado lejos esta vez!” Pero déjeme tranquilizar estas posibles reacciones. A la pregunta ¿Qué está mal con el evangelio? – yo puedo responder sin problema: “¡Absolutamente nada!” – Esto es, por supuesto, si Ud. está hablando acerca del evangelio de la Biblia – el mismo mensaje que predicó Jesús – y al cual los apóstoles Pedro, Pablo, Juan, y los demás, dedicaron sus vidas (y sus muertes). (Fil.1:20-21)
No, nada en absoluto está mal con este mensaje del cielo. ¿Pero qué de lo que se predica hoy? Los evangelistas que predican en las iglesias y estadios, en la radio y en la televisión – ¿predican ellos lo que Jesús llamó el evangelio? (Mat.4:23; Marc. 1:14-15; Luc.3:16-18) ¿Y qué de las montañas de “literatura evangelística” moderna? Los tratados, folletos y libritos ilustrados, etc. – ¿contienen ellos realmente el mismo mensaje – el mensaje entero – acerca de la salvación que Jesús ofreció? ¿Cómo respondemos nosotros a esta pregunta asombrosa que la gente sigue preguntándonos, como preguntaron en Pentecostés: “Varones hermanos, ¿qué debemos hacer para ser salvos?” (Luc.3:10,12,14; Hechos 2:37,16:30)
¿Es nuestro evangelio el Evangelio?
Yo creo con todo mi corazón que Jesús estaría avergonzado de la mayoría de los mensajes “evangelísticos” y prédicas que se predican hoy, porque les faltan casi todos los puntos importantes que El mismo predicó. (Marc.8:38, Rom.1:16, 2 Tim.1:8). ¿Cómo nos atrevemos a cambiar el Evangelio? Le quitamos casi todas sus partes vitales, y los remplazamos con miembros artificiales fabricados por nosotros mismos (Gál.1:6-7).
¿No es Jesús el Evangelista maestro? ¿No deberíamos juzgar nuestra evangelización por Su ejemplo? (Ef.5:1, 1 Pedro 2:21, 1 Juan 2:6) ¿Fue Su mensaje en alguna manera parecido a lo que escuchamos hoy? Quiero cubrir brevemente en la Sección 1 cada una de las partes mayores del evangelio que han sido quitados “por cirugía” de casi toda la predicación actual. Y en la Sección 2 pasaremos por las “nuevas adiciones” que se han hecho parte de nuestro evangelio moderno.
Las partes removidas del Evangelio
La sangre de Jesús. Es un hecho que la misma palabra sangre les asusta a la gente. Y es también un hecho que la sangre de Jesús le asusta al diablo, porque es lo único que limpia un alma enferma. (Mat.26:28; Hechos 20:28; Rom. 3:25, 5:9; Ef.1:7, 2:13; Col.1:20; Heb.9:14,22, 10:19, 13:12; 1 Pedro1:2; 1 Juan 1:7; Apoc.1:5, 5:9, 12:11, 19:13.) ¿Puede Ud. imaginar cómo hubieran sido las prédicas y cartas de Pablo, si él hubiera sido tan evasivo como nuestra generación de predicadores en la proclamación del poder magnífico y la hermosura de la sangre de Jesús? ¡Lo que tenemos ahora, es un evangelio sin sangre!
Hoy, la gente tiene miedo de pensar, y los predicadores tienen miedo de hacerles pensar. El concepto completo de Jesús como Cordero de la Pascua según el Antiguo Testamento se ha perdido. (Ex.12:23-24; Is.53:7; Luc.22:15; Juan 1:29,36; 1 Cor. 5:7; 1 Pedro 1:19; Apoc.5:6,12, 7:14, 22:1,3.) “Toma demasiado tiempo y reflexión explicarlo”, dirán algunos. (Heb.5:11-14) “Tenemos que simplificar el evangelio para alcanzar las masas.” ¡Oh, qué lógica! Quite la sangre de la predicación del evangelio, ¡y Ud. le quita el poder de conquistar al diablo por las almas de los hombres!
La cruz de Jesús. Pablo dijo: “Me decidí a no saber nada entre ustedes excepto a Jesucristo, y a El crucificado.” (1 Cor.2:2) Hoy en día es “Jesucristo y lo que él puede hacer por ti”. No hay polos más opuestos que el Evangelio Bíblico centrado en Cristo (Mat.10:38; Luc.14:27; 1 Cor. 1:17-18; Gál.6:14; Ef.2:6; Col.1:20; 1 Pedro 2:24), y nuestro evangelio moderno sin cruz, centrado en “mí”.
Hoy en día, si alguien predica el negarse a sí mismo como una condición del discipulado, Ud. puede escuchar los comentarios después: “fuera de moda”, “duro”, “legalista”. Me atrevo a decir que nuestro Señor sería tan difícilmente aceptado por nuestros predicadores hoy, como lo fue por los líderes religiosos de sus propios días.
Esto es lo que A.W.Tozer dice acerca de la cruz:
“La cruz es lo más revolucionario que alguna vez apareció entre los hombres. La cruz de los tiempos romanos no hizo concesiones a nadie. Ganó todos los argumentos, matando a su opositor y silenciándolo para siempre. No escatimó a Cristo, sino le derribó como a los demás. El estaba vivo cuando le colgaron en aquella cruz, y completamente muerto cuando le sacaron de allí. Así fue la cruz la primera vez que apareció en la historia cristiana.
En perfecto conocimiento de todo esto, Cristo dijo: ‘Si alguien quiere ir detrás de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y sígame.’ Entonces la cruz no solamente puso fin a la vida de Cristo; pone fin también a la primera vida, la vida antigua,d e cada uno de Sus seguidores verdaderos … esto y nada menos es el cristianismo verdadero. Tenemos que hacer algo acerca de la cruz, y podemos hacer solo una de dos cosas – ¡huir de ella o morir en ella!”
La amenaza y los terrores del infierno, y la culpa de los pecadores. A menudo escuchamos a personas que dicen: “¡Estoy cansado de las prédicas de fuego y azufre del infierno!” “Bien”, yo respondo a menudo, “¿cuándo fue la última vez que usted escuchó una?” Es cierto, muy poca gente predica todavía acerca del infierno – esto ya no está de moda. No debemos asustar a los pobres pecadores, esto no sería bueno. Ellos son solamente almas desafortunadas y mal guiadas, ¿cierto? – ¡No es cierto! La Biblia dice claramente que ellos son rebeldes que robaron y deshonraron al Dios vivo, y le ofendieron infinitamente. (Juan 8:44; Hechos 13:9-11; 1 Cor. 6:9; Gál.4:16: Ef.2:1-3; Stgo.4:4; 2 Pedro 2:12-19.) Ellos no tienen derecho a mirarse a sí mismos de una manera diferente.
Pero nosotros, inteligentes como somos, hemos decidido ayudarle a Dios, porque El no comprende a nuestra generación. “Lo que Jesús enfatizaba en su prédica era bueno para los judíos de entonces, pero nuestra generación necesita un tono más suave y amable. ¡Hábleles del cielo!” Hablamos sobre el cielo y sobre “las recompensas del nacer de nuevo”, pero descuidamos completamente el otro lado de la “espada de dos filos” (Hebr.4:12). ¿Qué derecho tenemos de quitar del Evangelio cosas que Jesús mismo enfatizó mucho? (Mat.5:22; 8:12, 10:28, 13:41-42, 49-50, 22:11-14, 23:13,33, 24:48-51, 25:30,46; Luc.13:26-28.)
La Ley de Dios para convencer del pecado. Podría escribir muchas páginas sobre esto, pero solo tengo lugar para un único ejemplo. Cuando el joven rico vino a Jesús, le hizo una pregunta muy directa: “Maestro bueno, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?” – ¿Qué le responderían los predicadores de hoy? “Solo admite que eres un pecador, acepta a Jesús como tu salvador personal, asiste a la iglesia, paga tus diezmos, intenta ser bueno, y lo tienes!” – ¿Pero cuál fue la respuesta de Jesús? – “Tú conoces lo mandamientos… si quieres entrar a la vida, guarda los mandamientos.” (Mat.19:17, Marc.10:19) ¿¿ Los mandamientos ?? ¿No es esta la era de la gracia?
La verdad es que Jesús predicó los mandamientos no como el camino de la salvación; El usó los mandamientos para convencerle específicamente de su pecado particular – la avaricia. Ese joven amaba el dinero, y Jesús sabía cómo sacarlo a la luz – ¡predicando la Ley! Y la Ley es exactamente para esto – “porque por la Ley viene el conocimiento del peecado” (Rom.3:20), esto es lo que dijo Pablo. La Ley tiene que predicarse – no como un camino a la salvación, pero como una luz que escudriña el corazón del pecador, para que pueda ver cuán podrido está por dentro, en comparación con lo que Dios requiere de él (Gál. 3:24).
Pero hoy, nuevamente, creemos ser más sabios que Dios. En nuestra predicación no decimos lo que hay que hacer y lo que no hay que hacer, porque no queremos asustar a la “generación liberada”. Si dijéramos que la fornicación está mal, o las drogas, o los abortos, o cualquier otro pecado específico, ¿no se sentirían todos condenados, y entonces cómo podrían ser salvos? Pero esto es exactamente por qué Jesús predicó la Ley al joven rico: para que él se sintiera condenado por su avaricia, y entonces pudiera volverse a Jesús y obedecerle y encontrar el verdadero tesoro celestial. “Anda y vende todo lo que tienes y dalo a los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo; y ven, sígueme.” (Marc.10:21). Sin que la gente sea realmente convencida de su pecado, sin que vean claramente que son totalmente condenados por los requisitos de la Ley de Dios, sin esto es prácticamente imposible mostrarles su necesidad de un Salvador. ¿De qué tendrían que ser salvos? ¿De la diversión?
Por tanto, el evangelio moderno enfatiza “todas las cosas buenas que Dios hará por ti si tan solamente le aceptas”. No podemos convencer a un pecador de su necesidad de salvación, si le hacemos admitir solamente: “Bueno, en general, sí, soy un pecador.” El tiene que ver como la Ley de Dios le condena totalmente por sus pecados (Rom.2:12,20, 3:20-21, 4:15, 5:13,20, 10:4; 1 Cor. 15:56; Gál. 2:16,19, 3:10-11; Stgo.2:9-11.), y entonces la hermosura del Evangelio, la gloria de la cruz, el poder maravilloso de la sangre de Cristo podrá penetrar su mente y corazón ansiosos. Solo con la prédica de la Ley puede una persona desear ser completamente salvo de su pecado. “Yo no hubiera conocido el pecado, excepto por la Ley” (Rom.7:7).
El temor de Dios y el trono de juicio de Cristo. En vez de la majestad asombrosa de Jehová, hoy se le presenta al Señor como una especie de “heladero y papá Noel”. Y la iglesia es la “tienda de dulces” donde puedes conseguir “cada beneficio que tu corazón desea”. Jesús mismo es presentado como un “dulcecito”, tan amoroso, tan perdonador, y tan suave, que casi puedes escuchar al predicador susurrar: “Oh, él no podría herir ni a una mosca…” – ¿Y qué pasó con “Cosa espantosa es caer en las manos del Dios vivo” (Heb.10:31), o “El temor de Dios es el principio de la sabiduría” (Prov.9:10)?
(Vea también Deut.5:29, 10:12; Jos.24:14; 2 Reyes 17:39; Sal.2:11, 15:4, 19:9, 25:14, 31:19, 33:18, 34:7,9,11, 52:6 60:4, 67:7, 72: 5, 85:9, 86:11, 103:11,13,17; 111:5, 112:1, 147:11; Prov.8:13, 10:27, 13:13, 14:26-27, 15:16, 16:6, 19:23, 23:17, 28:14, 31:30; Is.8:13; Jer.32:39-40; Mal.3:16, 4:2; Mat.10:28; Luc.1:50; Hechos 10:35, 13:26; 2 Cor.7:1; Ef.5:21; Fil.2:12, Heb.12:29; 1 Pedro 1:17; Apoc.14:7.)
Los nuevos maestros de homilética han borrado cada referencia a la severidad del Todopoderoso, y enfatizan solamente su bondad. Ellos ignoran el punto de vista equilibrado de Pablo: “He aquí, la bondad y la severidad de Dios” (Rom.11:22).
El arrepentimiento como requisito del perdón. Siempre me asombré de como la iglesia pudo llegar hasta el estado donde está ahora, teniendo una enseñanza tan clara y directa de parte del Señor Jesús acerca de lo que es necesario para estar bien con Dios. Por favor lea los primeros versos de Lucas 13. A Jesús le comentaron acerca de algunos galileos que fueron ejecutados por los romanos. El dice: “Si ustedes no se arrepienten, ustedes todos perecerán de la misma manera.” Y usando un segundo ejemplo, repite esta misma declaración.
No hay conversión sin arrepentimiento. Las enseñanzas de Jesús y los apóstoles están llenas de “¡Arrepiéntanse y sean salvos!” (Sal.7:12; Is.30:15; Ez.18:32; Mat.3:2; Marc.1:5, 6:7,12; Hechos 2:38, 3:19, 8:22, 17:30, 26:19-20; Apoc. 2:5,16, 3:3,19) El arrepentimiento es no solamente “lo siento” – esto es solamente convicción. El arrepentimiento es no solamente un cambio del corazón y de la mente, ¡es además un cambio de acción! Dios requiere que nos apartemos del pecado y nos volvamos a Dios, y nos comprometamos a ya no participar en actos pecaminosos. Dios bendice tales decisiones y compromisos con abundante gracia. Y es por esta gracia que podemos cumplir los deseos del Espíritu en nosotros.
Pero con tan poca verdadera convicción del pecado que la prédica moderna trae, ya no podemos requerir arrepentimiento. Si lo hiciéramos, nadie en absoluto “pasaría adelante”. El arrepentimiento es fácil para aquel que puede ver cuán feo y horrible es el pecado; pero el arrepentimiento es imposible donde la Ley no convence al pecador de su corazón malvado, obligándolo a apartarse de sus pecados y volverse hacia los brazos de Dios quien le espera con compasión.
Ve usted, todas estas partes removidas del evangelio están conectadas. En la sabiduría de Dios, cada aspecto del camino diseñado hacia la salvación es indispensable.
Es verdad que no podríamos ser salvos si Dios no nos hubiera amado primero. El dio el primer paso, y El siempre lo hace. Pero El no hará lo que El requiere que el pecador mismo lo haga – ¡y esto es arrepentirse!
La tristeza y el corazón quebrantado de Dios por el pecado. Los evangelistas de hoy presentan una imagen de Dios como un optimista – un buen chico con pensamientos positivos que vive en el cielo, lejos de todos los problemas de la tierra, donde todo es de color rosa, “y el cielo no está nublado todo el día.” ¿Podría alguna cosa molestar al Dios vivo? El realmente no está preocupado por todo este caos aquí abajo, ¡El tiene todo bajo control!
Pero la Biblia presenta un cuadro diferente de nuestro Rey. Mira como Jesús lloró sobre Jerusalén (Luc.19:41), o como Dios suplica a Su pueblo por medio de los profetas como Isaías o Ezequiel (Is.1:18, 54:7; Ez.18:23,32, 33:11; Oseas 11:8). Este Dios Bíblico continuamente contiende con el hombre por Su Espíritu. En Proverbios dice: “Los ojos del Señor están en todo lugar, mirando a los malos y a los buenos.” (Prov.15:3). Esto significa que Dios vio cada violación que se cometió hoy; El vio cada asesinato, cada persona que murió de hambre, cada película y libro pornográfico, cada niño abusado y maltratado. ¿Cómo puede alguien creer que Dios mire todo esto sin entristecerse? Por supuesto que Dios se entristece. ¿No nos implora la Biblia a “no entristecer el Santo Espíritu de Dios”? (Ef.4:30)
Dios es la persona más entristecida y más deshonrada en el universo. El podría parar todo este caos, toda la perversión y delincuencia y corrupción, en cualquier momento que desearía, ¡pero no lo hace! ¿Por qué? Porque El espera las almas de los hombres y mujeres. “Entiendan que la paciencia del Señor es para nuestra salvación” (2 Pedro 3:15). Pero la iglesia, que no tiene ni la millonésima parte de la compasión que tiene Dios, se ha apartado y ha creado a un dios según su propia imagen. Un dios alegre, sin preocupaciones, que flota por encima de todo. Y entonces la iglesia removió convenientemente de su “evangelio” toda referencia al dolor y la tristeza en el corazón de Dios. La iglesia no quiere a un Dios entristecido por el pecado, porque entonces este Dios estaría entristecido por ellos mismos… ¡y lo está! (Sal.78:40-41; Marc.3:5.)
La necesidad de santidad para agradar a Dios. ”Sin santidad nadie verá al Señor” (Heb.12:14). Jesús nos manda ser perfectos (Mat.5:48). Muy probablemente Ud. nunca se encontró con una persona perfecta, y muy probablemente Ud. mismo nunca espera ser perfecto. Sin embargo, tenemos estas palabras incómodas del Señor: “¡Sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto!”
Para escapar de este dilema, hemos inventado algunas doctrinas interesantes … y muy tergiversadas. Algunos cristianos han dicho: “Bueno, cuando Dios nos mira, El en realidad ya no nos ve a nostros, El ve a Jesús en nuestro lugar. Y si hay un pecado en nuestro corazón, y sucede que Dios mira allí en el momento equivocado, El verá allí la cara sonriente de Jesús, en vez de nuestro pecado. Entonces Dios me ve como a un santo, aunque no lo soy.” (Yo no creo que Dios se deje engañar tan fácilmente, ni siquiera por un cristiano.)
Otra doctrina extraña es ese bendito refugio de los apóstatas que se llama “el cristiano carnal”. Esta lógica extraviada nos hace creer que cualquier “creyente” que no “camina con el Señor” y que está entregado a las cosas del mundo y a los placeres de la carne, puede sin embargo considerarse un cristiano, aunque no un cristiano de primera, sino un cristiano de segunda clase… “un cristiano carnal”. Esto sería un caso de un “creyente” que no cree. Oh, él sigue creyendo que Dios es Dios, y que el cielo y el infierno existen, etc. (pero no se olvide, ¡el diablo también cree todo esto! – Stgo.2:19). El sabe decir las cosas correctas para convencer a su abuela y al pastor y a sus amigos cristianos que él sigue perteneciendo a ellos, y de alguna manera lo cree él mismo. Parece que exitosamente engañó a todos – ¡excepto a Dios! La Biblia dice claramente que “si decimos que tenemos comunión con él, pero caminamos en la oscuridad, mentimos y no practicamos la cerdad.” (1 Juan 1:6)
(Estas son solo algunas de las muchas Escrituras que dicen esto vez tras vez, de la manera más clara posible: Sal.5:4,6; Mat.7:22; Juan 3:20-21; 2 Cor.6:14; 1 Juan 2:4,9-11, 3:10, 4:20)
En nuestros tiempos, el insulto más grande contra el evangelio ha sido el descuido casi total de la prédica de santidad para el cristiano. Jesús no quiere aparentar que somos santos; El quiere impartirnos su santidad por medio del Espíritu Santo. Pero cuando la gente no está siendo llevada a la cruz, convencida por Su Ley a arrepentirse y realmente nacer de nuevo, entonces tenemos que pasar muchas horas en nuestros seminarios para encontrar maneras convenientes y complicadas de negar las enseñanzas obvias de las Escrituras.
A todo esto usted podría decir: “¿Pero qué es de toda esta gente que se salva por los esfuerzos de buenos hombres y ministerios por allí? Ellos no están predicando de la manera que usted dice que deben, ¡pero ellos siguen teniendo convertidos!” – Bien, la respuesta inmediata a esta pregunta es: “La gente se salva no por causa de estos mensajes; ellos se salvan a pesar de ellos.” – Pero desafortunadamente, muchas de estas personas que hacen “decisiones para Cristo” en estas grandes cruzadas evangelísticas, ni siquiera asisten a alguna iglesia regularmente en los años que siguen. (Y como usted probablemente sabe bien, aun “asistir a una iglesia regularmente” no garantiza que se trate de un verdadero creyente.) Pero miremos más de cerca, qué clase de “convertidos” produce normalmente el evangelio de hoy.
¿Qué específicamente está mal con nuestro evangelio moderno?
Está centrado en “mí”, en vez de ser centrado en Cristo. Primero y sobre todo, es un evangelio que complace a los egoístas. En vez de honrar a Dios, coloca al pecador en el centro del amor y del plan de Dios. Pero la Biblia coloca a Jesús en el centro del plan de Dios, no al pecador.
Una de las frases mejor conocidas del evangelismo moderno es: “Dios te ama y tiene un plan maravilloso para tu vida.” Pero la verdad sobria de la Biblia que el pecador necesita escuchar, es: “Tú te has hecho un enemigo de Dios, y en tu estado actual de rebelión no hay absolutamente ninguna esperanza para ti.” De hecho, el “plan” de Dios para el pecador en ese punto de su vida es separarle de Su presencia para siempre, en el infierno. No importa cuan poco popular o poco amable suene esto, es la única verdad y realidad acerca de alguien que es un enemigo de Dios por el pecado.
La línea de razonamiento en el evangelio moderno continúa en esta forma equivocada: “El pecado te ha separado de Dios y de ‘Su plan maravilloso para tu vida’. Jesús vino y murió en la cruz, para que tú puedas experimentar ‘Su plan maravilloso para tu vida’. Tú tienes que aceptar a Jesús ahora, para que no te pierdas ‘Su plan maravilloso para tu vida’.” ¡¡ Tú, tú, tú, tú !! ¡Todo es para TI! No siento decirlo, pero Jesús lo hizo todo en obediencia, para la gloria del Padre.(Fil.2:8-11). Por supuesto que esto beneficia también infinitamente a aquellos que le aman, sirven, y honran a El; pero esta fue una consideración secundaria. (Por favor lea Ez.36:22-32). Si la gente viene a Jesús solamente para recibir una bendición, o para recibir perdón, ellos al final de cuentas estarán desilusionados. Pero si vienen para dar su vida en honra y adoración al Señor, entonces tendrán verdaderamente perdón y gozo – ¡más de lo que podrían imaginarse! (1 Cor.2:9)
Es superficial, barato, y se ofrece como un “negocio”. Nuestro evangelio reduce las Buenas Nuevas a una venta de “ven y recíbelo mientras puedes”. Hacemos todo esfuerzo para quitarle todos los huesos – todo lo que podría ofender a alguien, hacer vacilar a alguien, o hacer que alguien postergue su decisión. Jesús no hacía esto. El nunca rebajó los requisitos para nadie. Uno tenía que ser completamente sincero, totalmente humillado, haber considerado el costo, dispuesto a dejar atrás todo, su familia y propiedad, “dar todas las cosas como perdidas”, para que puedan “ganar a Cristo” (Fil.3:7-8). Cuando ese mismo joven rico “se fue triste, porque tenía muchas posesiones” (Mat.19:22), Jesús no corrió detrás de él gritando: “¡Eh, espera un minuto! Volvamos a conversar, no es tan mal como suena. ¡Quizás fui un poco demasiado duro!”
Quizás estamos tan afanados por “ver convertidos”, por publicar “cuántos fueron salvos en nuestro último concierto”, que haremos cualquier cosa para apurar a alguien en una “decisión”, antes que tuviera una oportunidad de realmente decidirse. El problema es, si lo apuramos, él probablemente cambiará de parecer más tarde. Como un amigo mío dice: “Si alguien les puede persuadir con palabrarías para que entren, alguien más les puede persuadir con palabrerías para que salgan.” (1 Cor.1:7)
La salvación se presenta como un trueque o negocio, en vez de ser el resultado de la obediencia por fe. Ofrecemos el perdón de los pecados como la última oferta especial. Incluso escuché: “Dale a Jesús tus pecados, y en cambio El te dará salvación.” Nadie en la Biblia jamás despreciaba tanto la gracia de Dios como para hablar del don de la vida eterna como si fuera un negocio. ¡Es un don! No lo puedes ganar, ni comprarlo, ni dar algo a cambio de ello. Cuánto le debe ofender al Espíritu Santo escuchar a la gente hablar así de Jesús. (Hechos 8:18-23)
Produce “convertidos” egoístas, orientados hacia la bendición y hacia las emociones. Cualquiera que es inducido a creer que se volvió cristiano bajo esta clase de prédica, no producirá los frutos de un convertido verdadero. Permanecerá tan egoísta como era siempre, solo que ahora su egoísmo asumirá una forma religiosa. Cuando él quiere algo, dirá que “tiene una carga” por algo, o que “es el deseo de su corazón”, o alguna otra frase religiosa. Orará de manera egoísta, deseando bendiciones para él mismo; y aun cuando ora por otros, normalmente será por razones egoístas. Por fin, cuando él “aceptó al Señor”, le dijeron cuánto Jesús quería bendecirle, y cuán grandes cosas Dios tenía preparado para él, y que la Biblia era “como un talonario de cheques lleno de promesas, esperando a ser cobrados”.
Una tal persona siempre quiere “sentirse bendecido” acerca de sí misma, acerca de su propia iglesia, su propio pastor, etc.. Nunca le mostraron que él fue creado para bendecir a Dios… pero que Dios no fue creado para bendecirle a él. (Sal.149:4, Fil.2:13)
Como Ud. ve, esta clase de “convertidos” no son como aquellos que encontramos en el libro de Hechos, cuando la iglesia estaba todavía llena del fuego de Dios. Lea Hechos 2:41-47 y 4:31-35, y verá el tierno espíritu de amor, y el poderoso espíritu de poder, que prevalecía entre los hermanos en aquellos días. “Y sobrevino temor a toda persona” (Hech.2:43), porque “perseveraban en la doctrina de los apóstoles … y en las oraciones” (v.42). Creo que Pedro y los demás hicieron mucho esfuerzo para transmitir el mensaje entero del Evangelio, y por tanto el Espíritu de Dios pudo ungir y bendecir a los nuevos convertidos de manera tan poderosa – ¡Dios siempre unge la verdad! (Is. 55:11)